No fue olvido ni postergación, porque la tengo presente y muy arraigada a mi existencia octogenaria.
ESTA ES LA HISTORIA
En mayo de 1960, .cuando parecía que la Naturaleza quería destruir nuestro hermoso Sur, un DC-6 FA, cargado de medicamentos, me llevó a Concepción el día 20 y a Puerto Montt, al día siguiente, cuando Chile sufrió el más grande terremoto registrado en la historia de la sismografía. Su piloto era un teniente y su ayuda permitió que mis reportajes en la revista VEA fueran los más completos y oportunos, porque los caminos y puentes cortados fueron graves obstáculos parta la cobertura periodística del desastre.
Más de 50 años después nos encontramos en la panadería del barrio y reiniciamos una amistad solidaria, de mayor envergadura: él, ahora General de Aviación (R), SERGIO CONTARDO FLORES, estaba incorporado a la defensa activa del Gobierno Militar y me invitó al Teatro Caupolicán donde, días después, se exhibiría un documental sobre el tema. Me advirtió que seríamos agredidos o “funados”.
Había ejercido como periodista en el Mercurio y TVN, en los primeros años del pinochetismo y había testimoniado enfrentamientos, atentados en buses y en el Metro, con muchas víctimas: operativos militares en las poblaciones y tenía muy claro que Chile estaba bajo un régimen de libertad controlada, muy controlada, pero también tenía claro que se había frustrado una Guerra Civil y que las FF.AA. y de Orden, con una energía política que nunca había imaginado, nos habían alejado de una dictadura cubana.
“OK”, le dije y prometí aportar un fierro 7 para él y un 9 para mí, elementos del golf que sirven para golpear la pelota y fortalecen para defenderse de agresiones. El Documental mostraba con elocuencia el éxito de Golpe Militar y del posterior Gobierno. Hubo funa violenta, pero nosotros nos abrimos paso con holgura y sólo recibimos insultos insignificantes. Lo realmente importante es que, el ahora General de Aviación (R), me contó que ese Documental había sido premiado Internacionalmente y se había ideado y producido desde la celda del Teniente Coronel (R) ÁLVARO CORBALÁN, en la Cárcel de Alta Seguridad de Punta Peuco. Prisión en la que están los militares que derrotaron a los guerrilleros y terroristas y que con exitoso espionaje y estrategias disuadieron a Perú y Argentina, que querían achicar nuestro territorio.
Recordé que, gracias a Los Soldados del 73, pude continuar mi carrera de periodista en El Mercurio y sigo viviendo con mi familia, libre del terrorismo comunista.
DESDE ENTONCES SOY CÓMPLICE ACTIVO DE LA DEFENSA DE CHILE Y DE LA REIVINDICACIÓN DE NUESTRA HISTORIA, DE LA JUSTICIA PARA LOS SOLDADOS DEL 73, CONVERTIDOS EN PRISIONEROS POLÍTICOS CON EL AMPARO DE LA INCONSCIENCIA DE MUCHOS CHILENOS
PATRICIO AMIGO
domingo, 29 de marzo de 2020
¡POR DIOS! QUE ESTOY AGRADECIDO DE MI VIDA!
Fui el más sano de todos mis hermanos que, en la primera
mitad del siglo XX, sin antibióticos, sufrieron mucho con las cataplasmas de
linaza caliente, que les ponían en el pecho, para enfrentar las afecciones pulmonares.
Varios murieron. Era una falla genética de mi familia paterna: deficiencia de “alfa
uno”, fagocito protector de los pulmones. Mi padre murió al cuarto o quinto
capítulo de TBC.
En marzo de 2020 cumplí 87 años, sobreviviendo a 17 intervenciones
quirúrgicas: apéndice, sin tener apendicitis; nódulo testicular, hemorroides,
hernia umbilical, biopsia próstata, cáncer en pulmón derecho, neumotórax en el
izquierdo, 7 colonoscopías, cáncer de colon, fractura de cadera izquierda,
segundo cáncer que obligó a extirpar todo el intestino grueso, (¡Vaya! los
gatos tienen sólo 7 vidas, pero no soy gato) y mi maravillosa vida me ha
permitido sobrevivir a un atropello por auto: con pérdida del conocimiento y 4
costillas quebradas; además tengo enfisemas en los 2 pulmones, desde temprana
edad. No incluiré una pseudomona, que me han dicho que es muy grave, pero que
el Profesor Edgardo Carrasco me recuperó con antibiótico a la vena.
Debo destacar que he tenido la fortuna de haber sido
tratado por excelentes médicos.
El problema testicular fue diagnosticado como posible
cáncer. Estudiaba en el Instituto Pedagógico y fui intervenido en el Hospital
José Joaquín Aguirre, de la Universidad de Chile, por el profesor de Urología y
su ayudante, el doctor Enrique Paris, que gritó ¡URRA! cuando me abrieron el
escroto y comprobaron que no se trataba de un cáncer. Había sido advertido que
sería amputado desde la cadera, si el tumor era canceroso.
Mi Ca. en el nódulo derecho del pulmón fue extirpado, con
2 costillas “sospechosas”, por el doctor Claudio Suarez, en la Cínica Santa
María: un médico joven, en esos años, pero al que se le calificaba como uno de
los mejores cirujanos de tórax de Chile. Además: tremendamente humano. Estuve 3
o 4 días de hospitalización post operatoria y un par de amistosos controles.
Fue mi despedida del sistema de salud privado y el comienzo de mis
agradecimientos a FONASA.
MI debut en FONASA fue con un cáncer de colon,
descubierto en el Consultorio municipal y diagnosticado con una colonoscopia en
una clínica de precios razonables. El Hospital Del Salvador me abrió sus
puertas y fui operado por uno de los equipos de cirugía “colon rectal” más
exitosos. Fui operado de urgencia y con la misma rapidez de la intervención
quirúrgica quedé liberado del problema. Pero…
Unos 4 años después de la extirpación de 15 centímetros
de intestino grueso cancerosos, se agudizaron mis molestias estomacales. Y,
otras vez, todo fue coordinado de manera extraordinaria, celestial, tendríamos
que decir. Con el resultado de la colonoscopía, Cecilita buscó un gastroenterólogo
y llegamos a la consulta del Dr. Reinaldo Santelices. El especialista leyó el
informe, observó las imágenes del CD y fue al grano: era un tumor feo, con una
úlcera adyacente y dijo que había que operar lo antes posible. Le contamos que
pertenecía a la red pública y que no era fácil conseguir, desde el consultorio
de mi comuna, interconsulta en el Hospital Del Salvador. Y su respuesta fue todavía más rápida que el diagnóstico:
--“Tengo un cirujano amigo en el “equipo colon rectal” de
ese Hospital.”
Sacó su celular y llamó al doctor Rodrigo Fernández. En
breve diálogo consiguió consulta para el día siguiente y al día subsiguiente
fui incorporado al sistema Auge, con el mismo equipo que me había operado del
cáncer anterior, nada más ni nada menos que encabezado por el Dr. Melconian,
considerado uno de los mejores cirujanos chilenos del bajo vientre.
Cuando me anunciaron el cuarto cáncer y extirpación del
Colon no me inquieté por valentía. Estaba absolutamente convencido que lo que
ocurriera sería para mejor: porque el equipo de especialistas sería el mismo
que me sacó el primer cáncer de colon, 4 años antes, sin posteriores
complicaciones; y en este nuevo evento no estoy disponible para terapias
químicas que, a mi edad, son verdaderos escarnecimientos terapéuticos. Además,
mi Ángel de la Guarda, como dice Cecilita, me sacaría, nuevamente, de este
embrollo. Y es que es un Ángel muy trabajador y prolijo.
La buena suerte o el Angelito siguieron funcionando: fui
atendido de manera excelente: me matricularon en el Sistema Auge, con la
posibilidad de una fecha cercana para la operación. Me decretaron una serie de
exámenes (una nueva colonoscopía) y me mandaron a la oficina administrativa a
inscribirme para el primer control. Ahí surgieron inconvenientes, pero el Ángel
de la Guarda actuó positivamente.
En la oficina administrativa me explicaron que estaban
copados, que no podían darme hora para un próximo control hasta marzo; los
cirujanos estaban saliendo de vacaciones. Volví donde los cirujanos y desde ahí
salió una orden de “dar hora ¡YA!”. La funcionaria insistió que tendría que
ser, por lo menos, para 2 meses más. Uno de los cirujanos logró que el par de
meses se redujera a 2 semanas: el Ángel y su estrella no permitían oscuridad.
No sé si el cáncer o una gastritis esofágica que reveló
la endoscopía, me provocaron nauseas, casi permanente. He bajado más de 7
kilos, ya voy en 51 y medio. Lo bueno es que mi estado de ánimo es normal: con Cecilita
chacoteamos el día entero. Nos reímos de nosotros y huimos de los problemas como
del peor de los vicios. Hemos ido a jugar golf y disfrutamos lo más posible. Todo
al amparo del Ángel de la Guarda.
Cuando me entregaron los resultados de los exámenes de
sangre, confundí el informe que revela antígeno calcino embrionario de 2,2 con
el antígeno prostático. Este último es el lector del estado de mi cáncer de
próstata, que estaba controlado con una cifra de 0.11, lo que había provocado
la suspensión médica del tratamiento. La confusión me asustó. El prolongado
éxito de la terapia, controlada con exámenes en Laboratorios de Clínicas
particulares, me había desvinculado del Hospital, lo que me desvinculaba,
también, del carísimo tratamiento. Pero el Ángel de la Guarda no descansa.
Logramos que el urólogo del Hospital me atendiera en hora extra en su consulta
particular y aclaró mi confusión. Me extendió una orden para hacerme un examen
de antígeno prostático y otra orden para que urología del Hospital Del Salvador
me reincorporara a la red pública y me diera un sobrecupo, en su consulta del
siguiente día. Conseguimos que en el mismo Centro Médico me hicieran el examen
al tiro y el resultado, imprescindible para continuar el tratamiento, me lo
entregarán en las próximas 24 horas. Tendremos que madrugar, porque deberé
presentarme a las 08.00 en urología para que el aparato administrativo ubique
mi ficha y permita protocolizar el tema.
La víspera de la gran operación fue con optimismo.
Me eché al hombro la antipática nausea y he comido como
hacía tiempo que no lo hacía. Cecilita me preparó un plato de frutas y un par
de huevos a la copa, para comenzar el día. La acompañé al Banco y Ella me llevó
a Movistar para que me repararan mi celular. Compré un ceviche de reineta que
disfruté con espumante de etiqueta azul, al almuerzo. A las 16.30 comenzamos a
jugar 9 hoyos con Gilli, mi ex gerente de Hoechst y mi “partner” de golf desde
hace 40 años. Lo pasamos muy bien y me atreví a festejar el juego con un shop,
a manera de brindar con Gilli por el buen resultado de la operación, porque
presumimos que mañana me dejaran hospitalizado.
Reconozco que no estaba relajado. Ser intervenido
quirúrgicamente con más de 80 años tiene riesgos serios. Es como hacer un viaje
aventurero que puede no tener regreso; ya sea por un accidente fatal o porque
voluntariamente se decida no regresar. Y
no es fácil despedirse de una mujer que me ha tolerado 45 años.
Despedirse de una mujer que asumió el rol de madre de mis
hijos, atendiendo a Juan Ricardo, mi hijo mayor, en sus 7 años de tetraplejia,
con una capacidad de sacrificio maravillosa. Ha soportado mis muchos defectos y
debilidades humanas con una fuerza divina y no pude darle un hijo propio, mi
más amarga debilidad. Ahora, en los complejos episodios que vivimos, Ella me
traspasa con fuerza todas sus energías para fortalecerme; me halaga con su
máxima ternura de mujer, me hago la guagua y Ella sigue el juego con
entusiasmo, chacoteamos como si fuéramos niños jugando a la familia.
Y despedirse de su único hijo es todavía más difícil,
cuando no se ha cumplido con el mismo éxito que se ha tenido en la vida. Perdóname,
hijo: mi espontaneidad permanente para asumirlo todo, no era el rol que debí
ejercer contigo; dejé que hicieras tu vida sobre la base de tus propias
determinaciones, cambiándote varias veces de “mamá”, sin ayudarte a comprender
mi enmarañada vida. Muchas veces te he acusado de “despreocupado” y hoy, muy
tarde, me doy cuenta que fue el ejemplo que te di con mi conducta. Estoy cierto
que podrás comprenderme y sabrás perdonarme.
Fui intervenido cerca de las 09:00 y desperté a media
tarde, en una pequeña habitación individual del sector Unidad de Tratamiento
Intensivo. Sin dolores, con la boca muy seca y no recuerdo haber tenido
pensamientos oscuros. Solo me preocupó tener, al otro lado del pasillo, un
paciente con un letrero que advertía “CONTAGIOSO”.
En la primera visita de uno de los médicos que me
operaron le advertí mis temores y, tal vez, exageré mi estado y le aseguré
sentirme muy bien. Al poco rato me trasladaron a una sala con muchos pacientes:
era la Unidad de Cuidados Intensivos.
Todo avanzó con rapidez, recuerdo. Pero tuve momentos de
mucho malestar. Sufrí el mal trato del resentimiento social. Esa prepotencia
del auxiliar de enfermería cuando, por ausencia de él o la enfermera, asume y
abusa con los pacientes.
Prefiero olvidar los malos momentos en ese Hospital que
usó nombre: DEL SALVADOR, para defender mi vida.
Sin embargo, no puedo silenciar mi terrible estado de
salud posoperatorio. El Intestino Delgado había asumido todas las difíciles y
complejas labores del Intestino Grueso, órgano que, antes de transformar todo
lo que consumimos en excremento, le entrega jugos al hígado y a otros órganos
con las vitaminas absorbidas de las liberaciones de las bacterias que viven y
se desarrollan en su interior. Y su ausencia obliga al Intestino Delgado a
realizar esta compleja labor que, al principio: se niega a hacerlo.
Muchos detalles de esos días posteriores a tan
significativa extirpación he olvidado, menos la pregunta que me hizo el doctor
Fernández, después de saludarme, al segundo día:
--“¿Ha salido algún peito?” – a mi respuesta afirmativa
la reacción fue auspiciosa
--“Entonces vamos muy bien”
En verdad, tuve mucha suerte. El Ángel de la Guarda
estaba presente. Pero las dificultades, también y estaban comenzando a
abrumarme.
lunes, 9 de marzo de 2020
LO MALO DE VIVIR “¡ A MI MANERA! “
Ya lo
subrayaba, en una reflexión reciente: nuestra subdesarrollada consciencia
cívica es muy auto agresiva.
Nadie
respeta a los demás, transformando todo en una selva de animales iracundos y
estúpidos, que no tienen consideraciones ni para ellos mismos: ¡carentes de
instinto!
Los
periodistas escandalosos de la tele muestran, sesgadamente, por su puesto, los
cobardes enfrentamientos de flaites con carabineros. Escenas que evidencian la
forzada impotencia de la autoridad uniformada, representantes del orden,
acribilladas a pedradas e insultos de quienes saben que la autoridad está
con las manos atadas
Lamentablemente,
estas gravísimas situaciones son “pelos de la cola” de lo que ocurre entre
humanos, la última etapa de la evolución del “homo sapiens”.
En el
interior de los hogares ocurren muchas cosas que en otra oportunidad conversaremos.
Afuera, en las calles, está esa selva brutal en la que: los monos no
respetan a los leones. Es un escenario brutal. Una guerra de todos contra
todos. Lamentablemente, no siempre se matan. Las heridas son dolorosas, pero
los sobrevivientes no aprenden nada. Siguen actuando como fieras inconscientes.
Ciudades que
fueron amables y sumamente atractivas: por sus climas, por sus gentes y
costumbres, por sus condiciones “pre-actuales”, han sido capturadas por la
electrónica. Están repletas de vehículos y semáforos perdiendo todo lo que las
hacía atractivas.
No se puede.
o no se debe, entregar una plancha eléctrica a un niño. El uso de la energía
eléctrica es un gran paso adelante, pero su uso está limitado por lo capacidad
de quien lo use. Y un niño, o un subdesarrollado, no está en condiciones a
usarlo.
¿Esa es
la cuestión!
Hoy, las calles están a disposición de vehículos conducidos por adultos con mentalidad de
niños o, claramente, mentalidad de fieras de esa selva de animales irracionales.
Nadie
respeta el derecho del que va en una dirección. Avanza en una esquina, aunque
no tenga espacio, y queda ocupando el turno de los que van en la otra
dirección. ¡GANÓ ESPACIO! Es cierto. Perjudicó a otros. A veces a muchos y por
mucho tiempo. Pero ¡GANÓ ESPACIO! Espacio y tiempo que, “más temprano que
tarde”, perderá con dolor. Este grotesco ejemplo se repite en las veredas, con
los caminantes subdesarrollados; y en las tiendas, en los lugares públicos y,
también, en los escenarios privados,
Todos tratan
de morder lo más posible. A ninguno se le ocurre, siquiera, que, si respeta “un
poco” el derecho de los demás, se beneficiará, también, un poco. NO, PARA NADA.
Todos tratan de morder el máximo, sin capacidad de tragar lo que mascan. Cómo
en la canción de Paul Anka, cantada, magistralmente por Frank Sinatra: “A mi
manera”.
NUESTRA CRISIS Y LA CIVILIDAD
Durante 17
años, los militares nos hicieron acostarnos temprano, nos enseñaron a no faltar
al trabajo ni a las salas de clase, a respetar a los prójimos y a nosotros
mismos y, en fin. nos estuvieron tratando de disciplinar, pero no somos capaces
de entender y cambiar o, simplemente nos gusta ser así
La
muchachada se ha puesto opinante y desordenada. En vez de asistir a clases
salen a las calles a protestar por temas que ni siquiera conocen. La cuestión
es saltar a peldaños que le otorguen importancia. Sus padres y apoderados,
empequeñecidos por su torpe vanidad, son incapaces de ponerlos en su lugar y,
ellos mismos, levantan los puños y reclaman derechos sin siquiera reconocer sus
deberes. ¡Qué desatino!
Hoy, un
grupúsculo de afuerinos nos tiene inquietos y amargadísimos, sumergidos en una
crisis económica y social, subrayada por la asquerosa política criolla.
Los
comentaristas u opinólogos coinciden en que estamos, prácticamente, en una
guerra civil encubierta y que CHILE está, poco menos, cerca de un debacle.
¡TODOS ESTÁN
LOCOS!
¡CHILE ES
INMORTAL!
Somos muchos
los que estamos preocupados por el bicho del “corona virus”, pero felices,
esperando la final de la crisis generada por el llamado “estallido social”, que
no es más ni menos que un ESTALLIDO DELICTUAL.
¡Por favor!
¿Acaso se
imaginan que nuestras FF.AA. y de Orden van a permitir que CHILE caiga en manos
de pelafustanes afuerinos?
El juramento
a la Bandera les ordena tolerar a los políticos corruptos que nos gobiernan,
pero jamás a unos pinganillas financiados por el cubanismo venezolano. (El
comunismo murió en el holocausto chino soviético)
Pase lo que
pase en el plebiscito o en la amenazante asamblea constituyente, apenas los
afuerinos intenten asumir el poder, las FF.AA. y de Orden harán lo suyo.
CHILE ES
Y SIEMPRE SERÁ UN PAÍS EN LIBERTAD.
PADRES Y PROFESORES SON LOS GRANDES CULPABLES
El llamado
“estallidos social” que, realmente, es un ESTALLIDO ANTISOCIAL”, está
provocando una crisis adicional en la política y en la ciudadanía. CHILE está
confundido por la inmoralidad, la pérdida del respeto por todo: los padres, los
profesores, las autoridades, los amigos; la ninguna consideración por nosotros
mismos. La ética se ahogó en el fango de la corrupción ¡Qué lástima! Y en este
debacle: los primeros y más importantes actores somos los padres, porque
la formación cultural empieza en el hogar; y cultura no sólo es el conjunto de
saberes y creencias, también, incluye las pautas de conducta del grupo social.
En los establecimientos educacionales se adquieren los conocimientos generales,
indispensables para el desarrollo personal. El resto de la formación del
carácter lo entrega la vida.
¿Qué está
pasando? ¿Por qué tanto desorden?, con participantes tan jóvenes, niños,
incluso, gente que recién comienza a caminar por la vida.
Las
despreocupaciones del hogar y la deformación profesional de los educadores son
el motor del círculo vicioso de nuestro crítico subdesarrollo.
La formación
de los actuales “maestros” educacionales es muy diferente a la generación del
siglo XX. Mis padres, un par de hermanas y muchos amigos del “mil novecientos”
ejercían el magisterio; yo mismo estudié, 2 o 3 años, pedagogía en Historia y
Geografía. Todos teníamos convicciones políticas, pero ninguno, o la inmensa
mayoría, postergaba su vocación de docente. Hoy, el ideologismo politiquero
ensucia hasta la enseñanza prescolar. Y la autoridad superior, el Ministerio de
Educación o el periodismo, cuya misión es conocer e informar sobre lo que
ocurre en la contingencia, están muy lejos de estas importantes ocurrencias
sociales. Podría interesarles por la condición de escándalo, pero el periodismo
actual busca escándalos más simples.
Los
profesores de la educación básica confunden sus justas reivindicaciones
económicas con las que debieran ser sus inmaculadas funciones pedagógicas. Es
una gravísima conducta pedagógica enseñar episodios sin incluir sus causas,
subrayando conclusiones sesgadas por el ideologismo. Entonces el tema se
transforma en un asunto de la política.
Los corruptos
dirigentes de las organizaciones partidarias agregan una nueva mochila sobre
sus hombros y han quedado ajenos a toda posibilidad de participar en el freno
de la destrucción, el desorden y la anarquía que domina las manifestaciones.
Carecen de real conocimiento de sus orígenes. A su turno, la ciudadanía,
prácticamente indefensa, solo queda a la espera de las reacciones que pueda
tener el Gobierno. Las esperanzas que la civilidad pudo tener, en ocasiones
anteriores (1973), son efímeras. El desorden social lo supera todo.
Pero
nosotros, quienes somos los ciudadanos críticos, por el imperio de nuestras
consciencias, tenemos un alto grado de responsabilidad en el subdesarrollo.
Hemos tolerado que los políticos se perdonen, incluso, la oficialización
protocolizada de corrupciones: acuerdo “LAGOS-LONGUEIRA”; las coimas que
reciben congresales de todos los sectores se han hecho groseramente públicas y
la justicia prevaricadora tiene sólo a “UN” ex parlamentario como inculpado;
varios ex gobernantes latinoamericanos están presos o procesados por haber
financiado sus campañas con recursos de una empresa internacional con base en
Brasil. Sobre la ex presidente Bachelet hay decenas de denuncias y ella sigue
impune, ejerciendo un cargo internacional en la ONU, trinchera política del
izquierdismo, como si fuera una blanca paloma, ajena a la corrupción que inunda
el escenario político. Escenario cuya coreografía es producida por nosotros,
por nuestro gran deber cívico: el derecho a voto que, irresponsablemente, no lo
cumplimos por flojera o lo cumplimos mal, votando por basuras ideológicas.
No es fácil
reconocerlo, pero la vergüenza hace difícil aceptarlo.
domingo, 1 de marzo de 2020
REFLEXIÓN SOBRE “MI” VEJEZ
Existen
muchas anécdotas y pensamientos sobre la vejez. Sobre las anécdotas seleccioné
la que cuentan del matemático, filósofo y literato francés, BERNARD LE
BOVIER DE FONTONELLE:
Faltaba algo
más de un mes para que este personaje múltiple cumpliera un siglo de vida
cuando un viejo amigo, de 91 años, le saludara, comentándole:
--“La
muerte parece habernos olvidado”
A lo que
FONTONELLE respondió con un:
--“Chist”
En pensamientos,
seleccioné la que, claramente, es de mi incumbencia:
"La
vejez nos arrebata lo que hemos heredado y nos da lo que hemos merecido."
Y reconozco
haber vivido, con desordenada licencia, muchísimo más de la mitad de los 87
años que acabo cumplir: casi 50 años corriendo tras las noticias y sus
detalles, ejerciendo un periodismo tan distinto al periodismo académico actual.
Absolutamente
ajeno a la disciplina alimenticia y de descanso. Las tertulias después de media
noche: en el Bosco, en la Alameda casi esquina de Estado; comiendo tallarines
de madrugada, donde fueran más baratos y tomando buen vino, porque para eso no
había economía. Era una profesión
hermosa, enfrentando siempre algo distinto e interesante, pero definitivamente
antisocial.
El
periodismo me hizo conocer todo CHILE y gran parte del planeta como invitado
por líneas aérea, en vuelo inaugurales, o por embajadas de países amigos. Sin
premuras, ajenas al disfrute del conocimiento personal, sino: al largo y ancho
de la invitación.
En la era
anterior al periodismo universitario y mucho antes de la televisión, las
comunicaciones eran más elaboradas, pero mucho más lentas. El periodismo radial
era de corto alcance y los grandes tirajes informaban con mucho atraso. La
revista “VEA”, de los años sesenta, se cerraba en las últimas horas del lunes
para llegar 48 horas más tarde, los jueves, a sus doscientos y, a veces, más de
trescientos mil lectores.
Acercándome
a los noventa la vida pasa la cuenta y el disfrute se paga con achaques. He
debido enfrentar 17 pabellones y 4 canceres. Un amigo médico y gran
especialista de urgencias dice que tengo una mala salud de fierro.
Siento que
los años me han arrebatado los placeres de antaño y me están devolviendo lo que
merezco.
Leí o
escuché una reflexión que advierte que “envejecer es la única forma de vivir
muchos años”, pero envejecer ¿es realmente “vivir”?
martes, 11 de febrero de 2020
TENACIDAD COMUNISTA SERÁ DERROTADA EN LAS URNAS
Tras su
canallesca violencia delictiva, implementada y financiada desde el extranjero,
el comunismo criollo y sus seguidores están intentando torcer la institucionalidad
con un plebiscito absolutamente anticonstitucional. Pero eso ya está en manos
de la Corte Suprema, por un Recurso de Protección que, si la prevaricación
judicial no lo acoge, será, sin dudas presentado ante el Tribunal
Constitucional.
Mientras
tanto y “por si las moscas…”, como dijo el ex Líder de los rojos, tras esconder
1/3 de un arsenal, los que no hacemos manifestaciones violentas ni generamos
desordenes, empezamos a salir a las calles a desenmascarar el artificioso
constitucionalismo plebiscitario.
Es
increíble, y hasta envidiable, la tenacidad del puñado de comunistas chilenos
que siguen insistiendo en asumir el poder. No tienen más programa ideológico
que impugnar la libertad de comercio y la propiedad privada, impugnación
que carece de razones y sólo descansa en el resentimiento social y la
pobreza de consciencia del populacho. Populacho que es seducido por la envidia
y el odio de clase.
El
desprestigiado partidismo político, con su corrupción y contubernios, ha
colaborado con la tenacidad comunista.
Desde el
regreso a la deformada democracia de la civilidad, los Gobiernos
concertacionistas y los del “piñerismo”, han ido mucho más allá del
Neoliberalismo. No sólo han descuidado el control de la Libertad de Comercio.
Se han permitido vender “vista gorda” con grandes grupos económicos y permitir
que los tribunales prevaricadores privilegien a empresarios coludidos.
Episodios históricos que, con derecho propio generan resentimiento y fomentan
la envidia y odio de clase.
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